miércoles, 25 de mayo de 2011


¿Cómo se convierte uno en loca, Joaquín? pregunta Matilda Burgos, mujer interna en el Manicomio de la Castañeda,  personaje central de la novela “Nadie me verá llorar” de la escritora, socióloga e historiadora Cristina Rivera Garza,  quien nos detalla la relación amorosa que Matilda sostiene con un fotógrafo adicto a la morfina llamado Joaquín Buitrago, antiguo retratista de meretrices que encontró en la locura no sólo una extensión estética de su profesión, sino la búsqueda más íntima del ser develado en cada uno de los cuadros de su cámara fotográfica que acciona en su improvisado estudio  del  interior del manicomio . Joaquín reconoce a Matilda como una prostituta a quien años atrás conociera en la Modernidad, casa de citas donde ésta interpretaba números teatrales con fondos musicales reproducidos por un fonógrafo, para Eduardo Oligochea, psiquiatra de la Castañeda, Matilda no era más que una loca sin remedio, un ser a la deriva que en el lenguaje de su profesión  ocupaba el término de esquizofrénica, largas horas pasaba revisando los expedientes de los internos para encontrar en ellos algunas conexiones con la Antropología Criminal y la pobreza  genética que heredan los enfermos mentales, hijos de padres provenientes de la clase obrera que reproducen la pobreza espiritual y moral de sus progenitores para encontrar en el alcohol, las drogas y otros vicios que corrompen su personalidad a  los detractores de su idiosincrasia llena de referentes supersticiosos y alienadores. La preocupación de Eduardo Oligochea por sanear a la sociedad de toda afección mental que frene su progreso lo lleva a vigilar y a estudiar los patrones de conducta de los internos, así como a pasar largas horas estudiando libros de historia de la psiquiatría en México. La amistad que sostiene con Joaquín Buitrago se prolonga en partidas de ajedrez, charlas acompañadas de café y cigarro, entre ellos existe una comunicación continua, el psiquiatra advierte el interés del fotógrafo por saber más sobre Matilda, a petición de éste le permite revisar el  expediente clínico 6353  que describe a Matilda como una interna trabajadora pero que habla mucho y es grosera.



Nadie me verá llorar


MATILDA BURGOS Y JOAQUÍN BUITRAGO


La relación entre Matilda Burgos y Joaquín Buitrago es la clave que motiva a la pareja a abandonar el manicomio e instalarse en la casa de los padres de Joaquín Buitrago ubicada en la colonia Santa María la Ribera, ahí las fotografías, los adornos en las lámparas y focos y el proceso de restauración y limpieza  de muebles  y cortinas acompañan la idea de Joaquín de desintoxicarse de su afición a la morfina, pero el desaliento que le provoca Matilda al ver que no corresponde con interés a su intención de arreglar los aspectos legales de las propiedades de sus padres, entre ellas una farmacia, provoca que Joaquín reincida en el consumo de la droga, ambos vuelven a habitar en los fantasmas de la desesperanza, los días que pasan juntos en la casa son la prolongación de la agonía psíquica y física que los tenía recluidos en la Castañeda, impera el desorden y la falta de continuidad con el nuevo proyecto, si bien es cierto que Matilda había pasado internada 28 años, no iba a cambiar sus desvaríos mentales por una lucidez que le exigía su incorporación a una sociedad moderna, era más el amor que Joaquín sentía por Matilda que de forma viceversa, la locura de Matilda era el silencio y la falta de participación física y mental, esto justifica el hecho de que Matilda no haya abandonado la casa desde su llegada, sino hasta Diciembre, mes en el que toma la decisión de irse, tras haber ignorado la declaración de Joaquín de que la amaba y  por último ésta responde <<No  soy la esposa de nadie, Joaquín>> . Este rasgo de la desordenada personalidad de Matilda implica que no estaba preparada para afrontar ningún compromiso ni siquiera sentimental  que correspondiera con los anhelados signos de afecto que Joaquín Buitrago depositaba en ella. Es la triste derrota de la vida de Matilda, es la llegada de la muerte sin oponer resistencia.

NIÑEZ DE MATILDA EN PAPANTLA

Es el año 1885, el lugar: Papantla Veracruz. Ha nacido Matilda Burgos Lomas, hija de Santiago Burgos y Prudencia Lomas. Su padre, cosechador de vainas de vainilla, era todo un experto en el proceso de selección y secado de las olorosas flores, el tiempo de preparación abarca un año desde su cosecha hasta que son envueltas en papel encerado y puestas en  recipientes de hojalata para su exportación a Europa, la vainilla es la Diosa para la que trabaja Santiago Burgos, es lo único que tiene como herencia de sus padres, es el oficio que justifica su existencia y el pueblo de Papantla la reclama en contra de las manos de capitalistas extranjeros que vorazmente la comercializan generando ganancias en detrimento de las familias que la trabajan. Desalentado ante el poder económico de la compañía Oil Fields que ya para entonces había adquirido una cantidad considerable de hectáreas de la villa, el delirium tremens se apodera de la mente de Santiago quien desde años atrás había tenido una acentuada afición por el chuchiqui, bebida aguardientosa que calmaba su desaliento y lo llevó a perder la dignidad de ser un padre responsable y ejemplar. Prudencia Lomas, quien también gustaba de la bebida, hacía gala de su sangre francesa, al servir de guía a los pintores franceses que visitaban el Tajín para reproducirlo en lienzo, entre sus gustos se encontraba el recitar poemas en lengua francesa. Por su parte al paso de los años Matilda se convirtió en una señorita de quince años que tenía un futuro nada prometedor, por recomendación del maestro Donato Márquez Azuara, Prudencia Lomas decide enviar a su hija con su cuñado Marcos Burgos a la capital de México para que se eduque y se desarrolle dentro de un ambiente propicio que le abra las puertas a un mundo hasta entonces desconocido que le despertará ideales de progreso y realización. Finalmente su madre es asesinada, Matilda es ahora en su nueva casa, la aprendiz de buenas costumbres y conocimientos médicos que le transmite su tío, pulcritud y aseo diario son las directrices que adopta en un mundo gobernado por las manecillas del reloj que ella ha aprendido a leer. 


EL DESPERTAR DE MATILDA

Después de tomar clases de piano y de servir de empleada doméstica y dama de compañía de la doctora Columba Rivera, Matilda también adquiere los modos y gestos propios de una mujer incorporada al ritmo de la ciudad, su contacto con el exterior fue aumentando a medida que su educación progresaba, un suceso despierta su transformación; Cástulo Rodríguez yace tendido en un rincón oscuro de su cuarto, Matilda al advertir que alguien extraño se encontraba frente a ella, lejos de entrar en estado de pánico, reacciona de manera consecuente ante tal situación y asiste a auxiliarlo, el joven Cástulo  se encuentra desangrándose, sus signos vitales disminuyen, sus ojos se tornan blancos, alcanza a vociferar algo, un nombre: Tina  y una dirección: Mesones 35, después se desvanece, lo único que sabía de aquel hombre desvalido estaba cifrado en un mensaje. Matilda acude a la dirección proporcionada por Cástulo, una vez ahí, la puerta es abierta con demasiada precaución por Diamantina Vicario, ésta al convencerse de las referencias que le proporciona la desconocida mujer, la invita a pasar, el primer contacto que establecen ambas es solidario con las miradas y actitudes propias de una juventud inquieta y rebelde, a partir de de ese momento la amistad se prolonga y por autorización de su tío Marcos, Matilda inicia clases de piano particulares en casa de Tina, quien además de gustar de la música, publica artículos en el periódico “El Hijo del Ahuizote”. La primera pieza que ejecutan juntas es el “Himno Nacional Mexicano”, las teclas del piano desatan en Matilda las cuerdas de la sumisión  que la sujetaban al ambiente impuesto en la casa de los Burgos,  la nueva sensibilidad aprendida transgrede su propio límite.


TINA, CÁSTULO Y MATILDA

La recuperación física de Cástulo lo hace volver a integrarse al Partido Obrero, del cual era dirigente, la inconformidad de Cástulo era compartida por Diamantina quien temerosa de la matanza de obreros en Cananea a manos de la Guardia Nacional, decide tomar un tren rumbo a Río Blanco, Veracruz. Tina, Cástulo y Matilda habían dejado de esta manera de formar el triángulo isósceles que deambulaba por las calles de la ciudad, sin dinero y paraguas que los cubrieran de la lluvia.

SANTA V.S. MATILDA

La lectura de Santa de Federico Gamboa, le produce risa a Matilda, quien tras haber pasado de ser empleada de una fábrica textil  ahora tiene nuevo oficio: prostituirse. La lectura de las líneas que describen la relación amorosa entre la Gaditana y Santa, le parecen insulsas y poco atrevidas en comparación con los números teatrales que ejecuta para seducir a los hombres en un ambiente de luces de colores en La Modernidad, lugar donde acude todo tipo de gente dispuesta a desdoblar sus deseos más íntimos y sus fantasías más inconfesables, desde entonces ya empezaba a asistir un público considerable a los espectáculos del “El Menso”, personaje de frac actuado por Matilda que popularizara una parodia a “Santa” interpretada por su amiga Ligia Morales apodada “La Diamantina”.

EL MAPA DE LOS DESEOS DESÉRTICOS

La vida nocturna de Matilda la lleva a buscar descanso por las mañanas en que dormita a lado de Ligia Morales, su amante y confidente que gusta de comentarle los abusos  que su padre cometía en contra de ella, las caricias que ambas se propinan llenan la ausencia de afecto que no recibían del mundo exterior, de ese mundo salvaje e insensible que las usaba. La vida de Matilda encontró una nueva cara y paisaje en los ojos azules de Paul Kamàck, estadounidense oriundo de Chicago, quien impulsado por el interés de la geografía mexicana, decide visitar San Luis Potosí viajando en un tren proveniente de Nuevo Laredo,  tras la suspensión de su proyecto de construcción de una mina en Catorce por falta de presupuesto, Kamàck viaja por segunda ocasión a la ciudad de México para volver a ver a Matilda, a quien ya había visto desde su primer escala a la ciudad azteca en la tienda de telas “La Parisina” donde la observó asida a un rollo de tela de seda, aquel primer contacto visual despertó el suficiente  interés en el ingeniero estadounidense quien en su segunda visita decidió buscarla y siguiendo sus pasos dio con ella en  La Modernidad, a su encuentro y posterior intercambio sexual, Matilda recibió de él seis metros de aquella tela anhelada que no podía comprar años atrás. Un mapa en el bolsillo derecho del saco de Kamàck se convierte en las coordenadas que guiarán a Matilda a compartir un deseo desértico en Catorce de la mano de su enamorado y generoso  príncipe minero.

Una vez en Catorce, Matilda aprende las diversas estrategias  del silencio y lo poco que Paul Kamàck pronuncia son los nombres de los centros mineros de la región como Santa Ana, Edwige, Concepción. El descenso de Matilda sobreviene repentinamente cuando Kamàck tras un agotamiento psíquico producido por la ausencia de gente que abandonaba el pueblo para buscar mejor calidad de vida y al no encontrar el apoyo que lo ayudara a materializar su más anhelado sueño de construir la mina que para él significaba su destino, decide suicidarse y entregar su cuerpo al suelo desértico que lo convertirá en sustrato metalúrgico todavía sin descubrir,  tal acontecimiento hace perder el conocimiento a Matilda que la lleva a prender fuego a su casa y pertenencias, por último Matilda despierta en un hospital de San Luis Potosí, se le diagnostica esquizofrenia y es trasladada al manicomio de la Castañeda, en Mixcoac, ciudad de México.

EL ESPEJO DE LA LOCURA

Matilda es retratada en el interior del manicomio por Joaquín Buitrago, su extraña compañera lleva una vida silenciosa, su sombra es la espía muda de su existencia.

Otro día soleado: de pie y extendiendo los brazos en el  huerto del patio rodeado de castaños, Matilda es observada por Joaquín, ésta vuelve su mirada hacia él y le dice:
<<No me va a decir cómo  se convierte uno en loca, Joaquín?>>

APUNTES FINALES SOBRE LA  NOVELA

La lectura de ésta novela me ha dado pie a pensar en Matilda como una mujer que debemos recrear en cada uno de los pasajes de la obra, y de esta forma descubrir a un nuevo personaje que no sólo se limita a una voz marginada y a una voluntad fragmentada que la sitúan en el terreno de los seres anónimos sin voz y existencia propias, es labor de cada uno de nosotros si bien no inventar otra Matilda que no sea la que protagoniza la historia, a pesar de que la autora apegada a un hecho histórico como el haber descubierto en el Archivo Histórico de la Secretaría de Salubridad y Asistencia de la ciudad de México  una foto real de la interna y ver en su mirada y sonrisa irónica a una persona de rostro singular y sugerente que la motivó a recrear su vida a través de un “limitado” registro como lo puede ser una imagen, de esta manera se funde lo histórico con lo recreativo, es esta ambivalencia lo que enriquece al personaje de Matilda Burgos, entonces, concluyendo con la idea de los pocos elementos históricos que nos proporciona la autora sobre la existencia de Matilda, nos obliga a construir una mirada un tanto subjetiva sobre la identidad del personaje, que está eclipsado por los rasgos oscuros de la locura y sin sentido de la vida, ante este hecho nos queda ser solidarios con la tristeza que implica ser un loco o una loca y rescatar a manera de lo posible el valor humano y la dignidad de quienes se encuentran en tales condiciones mentales.     

SOBRE LA AUTORA




Nombre: Cristina Rivera Garza
Matamoros, Tamaulipas, 1964. Doctora en historia latinoamericana, profesora de historia en San Diego State University, Cristina Rivera (Matamoros, Tamaulipas, México 1964) es autora del libro de cuentos La guerra no importa (Joaquín Mortiz, 1991), premio nacional San Luis Potosí en 1987; del libro de poesía La más mía (Tierra Adentro, 1998); de la novela Nadie me verá llorar (Tusquets, 1999 en colección Flauta Mágica, 2000 en colección Andanzas), premio nacional José Rubén Romero 1997 y premio IMPAC-CONARTE-ITESM 2000 a mejor novela publicada; y de la novela Cruzar el Atlántico con los ojos vendados (Tusquets, 2001). Beca Salvador Novo, 1984-1985, rama de cuento; beca FONCA Jóvenes Creadores 1994-1995, en la rama de novela; y beca FONCA Jóvenes Creadores 1999-2000 en poesía.
CRÉDITOS
Fecha de publicación Blog: jueves 20 de mayo de 2010

Fecha de Consulta Blog:
25 de Mayo de 2011.

Texto biográfico extraído de la dirección:
http://www.ficticia.com/autores/criverasem.html
Fecha de Consulta:
15 de Marzo de 2004.